Hermandad

Patrimonio de la Hermandad de los Capiruchos Negros de Valverde del Camino

En esta sección veremos el Patrimonio de nuestra Hermandad, ya sean los sagrados Titularas como los bienes inmobiliarios.

Bienes de carácter inmobiliario.-

Aquí esta uno de lo bienes mas preciados de nuestra Hermandad y del Pueblo de Valverde del Camino. No puede ser otra que nuestra sede Canónica, la Ermita de San Sebastián. También conocida como la Ermita de el Santo.

La actual ermita de San Sebastián de Valverde del Camino fue construida en 1952, tras derribar una anterior en la que la escultura de San Sebastián presidía un retablo dieciochesco. Al desmontarse éste antes de derribar la vieja ermita, apareció en el hueco de una columna un documento que fechaba el retablo en 1752.

La ermita fue  restaurada a finales de 1790. Precisamente fue entonces cuando llegó a Valverde la actual imagen del Señor de las Tres Caidas. Francisco Arroyo afirma que esta imagen -de enorme veneración en la localidad- llegó Valverde entre finales de 1790 o el año 1791, después de que los vecinos juntaran las limosnas necesarias. Vino a sustituir a la imagen de Nuestro Señor Jesuscristo Arrodillado que se veneraba en la ermita de San Sebastián, ya que esta  última se encontraba «indecente, lastimada y quebrada».

En la década de 1950, se construyó sobre el solar de la primitiva ermita- un templo neobarroco ideado por los arquitectos Balbotín y Delgado Roig. El nuevo templo está dedicado a la imagen del Señor del Santo que da nombre a la ermita y con el que se conoce a la imagen de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas, que procesiona la madrugada del Viernes Santo, constituyendo una de las páginas más espectaculares de la Semana Santa valverdeña.

La ermita de San Sebastián, conocida en el pueblo de Valverde como Ermita del Santo, es un templo de estilo barroco de reciente construcción (1952-1961) inspirada en la arquitectura barroca sevillana del siglo XVII, y más concretamente en el maestro D. Diego Antonio Díaz autor, entre otras obras, de la Capilla del Silencio, en Sevilla, y de la Parroquia de Umbrete. A esta Ermita le antecedió otra, que le dió nombre a la actual y que fue construida en 1752. Ésta fue derribada por su mal estado y reducido espacio.

El día 23 de marzo de 1952, a instancias de la Hermandad Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas y Primitiva cofradía de Jesús del Santo Entierro y María Santísima de la Soledad se puso la primera piedra de la nueva Ermita según proyecto de los arquitectos D. Antonio Delgado-Roig y D. Alberto Balbontin. Finalizadas las obras, fue consagrada el 12 de marzo de 1961 en acto solemne presidido por el Arzobispo colombiano, D.Juan Manuel González Arbeláez.

La planta es rectangular, de cruz latina, con crucero poco profundo, cubierto de cúpula y capillitas laterales que soportan tribunas. Detrás el altar mayor, camarín en planta alta, cripta en la baja y lateralmente sacristía, sala de juntas y almacén. Es una obra que conjuga una bellísima armonía arquitectónica con elementos de gran modernidad, que incluso algunos calificarán ahora de excesiva.

Las vidrieras constituyen uno de los elementos-base para conseguir que una edificación, aunque predestinada a este objeto, se convierta en un objeto sagrado, en templo.

Las vidrieras de la ermita de San Sebastián, realizadas por la artista Dª Carmen Laffón, representan en esquema ese proceso unitario que es la Historia de la Humanidad vista por el Cristianismo.

El Altar es la pieza fundamental, la más noble y esencial de una Iglesia. El altar que ha sido colocado en nuestra Ermita es fijo, de una sola y magnífica pieza de piedra, color hueso, extraído para este objeto de las canteras existentes en Gilena, provincia de Sevilla. Mide 2,31 m. de largo, 0,93 m. de ancho y 0,98 m de alto, pesa 8.000 kg. Su volumen ajustado y exacto, ha ennoblecido el espacio principal de esta ermita.

El frontal está enriquecido con un estupendo mosaico, ejecutado por uno de los mejores artistas españoles en la materia, D. Javier Clavo. El mosaico del Altar -regalo del artista- representa dos pavos reales.

Desde los primeros tiempos del Cristianismo fue acogido el pavo como símbolo de la inmortalidad. El fasto multicolor de sus alas desplegadas, encierra una belleza perenne e imperecedera.

En la noble piedra del Altar lo enmarcan las inscripciones: “ESURlENTlBUS IMPLEVIT BONIS” y en la parte posterior “DONAVlT DIDACUS ROMERO PÉREZ NOTARIUS”.

En la ermita de San Sebastián tiene su sede la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas y Primitiva cofradía de Jesús del Santo Entierro y María Santísima de La Soledad. Esta hermandad tiene como principal titular al Señor de las Tres Caídas conocido en Valverde como «El Señor del Santo» ayudado por el Cirineo, y que fue adquirida en un convento de Sevilla, probablemente el de Santa Clara en 1791.

Un estudio realizado recientemente por D. Nuria Navarro Márquez y D. Francisco Espinosa de los Monteros Sánchez sitúa esta imagen de finales del siglo XVII y realizada por algún discípulo o seguidor de Pedro Roldán. Aunque otros expertos atribuyen la talla a Dª Luisa Ignacia Roldan Villavicencio (La Roldana).

Este Cristo ha sido restaurado en dos ocasiones, la primera en 1943 por Sebastián Santos y la segunda en 1996 por Paulino Palma.

Foto de la antigua Ermita de San Sebastián
Foto de la actual Ermita de San Sebastián

A continuación ponemos a disposición un libro en formato pdf de la construcción de la nueva Ermita de San Sebastián.

Sagrados Titulares de la Hermandad.-

Pasamos a ver los Titulares de la Hermandad más San Sebastián. 

Comenzaremos por este último, ya que nuestra sede Canónica esta consagrada a este Santo.

San Sebastián

La actual ermita de San Sebastián de Valverde del Camino fue construida en 1952, tras derribar una anterior en la que la escultura de San Sebastián presidía un retablo dieciochesco. Al desmontarse éste antes de derribar la vieja ermita, apareció en el hueco de una columna un documento que fechaba el retablo en 1752. La imagen, sin embargo, puede datarse en los últimos años del siglo XVIII o comienzos del XIX.

Posiblemente en el siglo XIX se colocó a la escultura un añadido de telas encoladas dispuestas desde la cintura hasta por encima de las rodillas, intervención debida a imposiciones moralistas y puritanas.

El daño más relevante que presentaba la talla era el ataque de insectos xilófagos, concretamente carcoma (Anobium punctatum), cuyos orificios de salida se repartían por toda la superficie. También se advertían separaciones de piezas, algunas de las cuales habían sido rellenadas con cuñas de madera y estopa encolada.

Sobre la policromía original se superponía otra de tonos más pálidos. En algunas zonas del rostro, antebrazos y manos podía adivinarse el estado de conservación de la más antigua, muy cuarteada y con muchas pérdidas. Una fina capa de cera permanecía en gran parte de la policromía entre ambas capas de color, como consecuencia de haberse tapado algunos agujeros de xilófagos con anterioridad a la aplicación de la segunda policromía. También se localizaban repintes sobre los rellenos de grietas.

La base de la escultura había sido mutilada en algún momento al eliminarse las piezas más dañadas por los xilófagos y sustituirse por una tablazón, que resultó igualmente atacada.

Como primera medida, se retiró el paño de pureza añadido cortando la tela con un bisturí y eliminando posteriormente los clavos que la sujetaban a la escultura. Finalizada esta operación se pudo contemplar el paño de pureza original, de mayor calidad plástica.

Una vez fijada y protegida superficialmente la policromía, se extrajeron para su tratamiento las piezas que se encontraban sueltas o en peligro de desprendimiento. Se hizo imprescindible quitar el añadido de la base, dado su mal estado de conservación. A continuación se llevó a cabo la desinsectación y consolidación de la madera mediante inyección.

No se vio conveniente levantar la policromía más reciente, en buen estado y de buena calidad técnica, aunque sí se eliminaron los repintes que cubrían los rellenos de las separaciones de piezas, localizados en ambos costados y paño.

Tras el proceso de limpieza superficial, se procedió a la reintegración volumétrica con pasta de madera. También hubo que reponer algunas piezas, como la que servía de base a la escultura, y reforzar algunas uniones que presentaban daños considerables por el ataque de xilófagos.

En las zonas con pérdidas de material original se acometió el estucado y la reintegración cromática con acuarela y pigmentos al barniz, mediante un suave punteado en las lagunas que presentaban un cierto tamaño y un rayado vertical en la pieza de la base. Como protección final se aplicó una capa de barniz mate.

Fotos de la restauración de la Imagen de San Sebastián.

Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas

Nuestro Padre Jesús de las Tres Caidas listo para Procesionar

La Imagen del Señor del Santo está realizada en madera de pino policromada, siendo una talla de vestir con el cuerpo perfectamente anatomizado con dimensiones relativamente grandes, teniendo 190 cm de longitud máxima. Se intenta representar el momento en que el Redentor se levanta de una de las caídas, con un efecto muy realista conseguido mediante la utilización de un eje transversal de apoyo formado por la mano derecha y la rodilla izquierda, que transmite un gran dinamismo a toda la talla. Las facciones son ligeramente alargadas posiblemente debido a la presunta colocación inicial de la imagen en un retablo, ya que esta no estaba concebida primitivamente para procesionar y sí para ser vista desde el lado izquierdo.

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Jesús del Santo Entierro, Cristo Yacente

Jesús del Santo Entierro

La Imagen del Jesús del Santo Entierro es obra del imaginero sevillano Antonio Bidon Villar, realizada en 1943

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María Santísima de la Soledad

María Santisima de la Soledad despues de la restauración por parte del hijo de su autor

La Imagen de María Santísima de la Soledad es obra del imaginero onubense Sebastián Santos, realizada en 1943

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Hermandad

Hermandad de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas y Primitiva Cofradía de J.H.S. del Santo Entierro y María Santísima de la Soledad.